viernes, 6 de enero de 2012

TELEVISIÓN: V - ¿La original o el remake? ¿Con cuál quedarse? PARTE I








Cuando escuchamos acerca de posibles remakes de viejas series o películas, la mayoría no podemos evitar ponernos suspicaces. Siempre esperamos que lo nuevo nos defraude... y normalmente suele ser así.

Por eso, cuando supe allá por 2009 que se iba a hacer una nueva versión de la serie V, lo primero que pensé fue: "Estos americanos, como ya no tienen ideas nuevas, se dedican a cargarse las de antaño".

¿Tenía razón esta vez? Veamos...


V (1983), "la buena", para muchos, siempre ha sido una de esas series que uno no se cansa del todo de ver. Si la reponen por TV y te pilla haciendo zapping, normalmente terminas de ver el capítulo -como dicen Fran y Quique en uno de sus podcast, cuando hablan de la película Rocky-.

Los trajes rojos, tan llamativos y carismáticos; las malas malísimas de Diana y Lydia; las ratas, o el aterrador parto extraterrestre, forman parte ya de la cultura popular de nuestros días.


V Y SU CALADO EN LA ESPAÑA DE LOS 80








En nuestro país, esta serie marcó un profundo antes y un después, sobre todo para los niños. 

¿Os acordáis? Cromos de la Tele Indiscreta, juguetes... incluso trajes de Visitante a medida infantil, que los padres más pudientes -o más derrochones- compraban para sus hijos, supongo que con la idea en más de un caso de que su niño fuera envididado por los demás, y así sentirse por encima de los demás padres. El caso es que todos queríamos uno...




En los recreos, cómo no, se jugaba a ser "buenos y lagartos". La cosa iba normalmente así:

-Los molones o más fuertes de la clase, los líderes naturales, se quedaban con el papel de
Donovan y Tyler
. También el de Kyle o Martin, que era el lagarto chulo.

-Alguna chica que aceptábamos en el grupo para la ocasión, era Diana o Lydia (normalmente no se las dejaba jugar con los chicos... Supongo que de suceder hoy, alguna Comisión de Igualdad clausuraría el colegio, como mínimo). Claro que si era guapa, el Donovan de turno intentaba por todos los medios que fuera Julie. Que éramos niños, pero no tontos...

-El resto de chicos y chicas formaban indistintamente el núcleo de secundarios. Estos eran los compañeros de clase que no destacaban para bien ni para mal. Los que mejor caían al mini-Donovan, iban a su bando; y los demás, iban con Diana. También a alguno/a que diese mucha pena porque tenía alguna tara demasiado grande (como por ejemplo minusvalías físicas, o que los niños viesen alguna "diferencia" mental en ellos que inspirase su compasión), se le dejaba ir con los buenos...

-Después, había un puesto reservado al repelente que no caía bien a nadie;  al que jugaba mal al fútbol o al que se dejaba pegar por las niñas. Era el mismo que pronto empezaría a leer libros de El Barco de Vapor y Elige tu Propia Aventura, más adelante se compraría una Mega Drive o Super Nes, y en el instituto, comenzaría a odiar a las mujeres porque las chicas guapas no le valoran por su sensibilidad. 


Como se pueden imaginar, alguien así solo podría ser Willy... y también, un serio candidato a consumir toneladas de antidepresivos cuando fuera mayor.

Ah, y para los listos que piensen, por mis entradas anteriores, que yo ya era por aquél entonces un Willy de la vida, solo os puedo decir una cosa: joderos todos, que yo en esa edad (4 o 5 años) era un completo cabrón que se aliaba con otro canalla (este sigue siendo un hijo de puta hoy en día), y juntos arrasábamos el patio como dos forajidos en bata azul de cuadros y nombre bordado, robando pastelitos a los débiles y las niñas. Si nadie me hubiera metido en la cabeza tonterías como la justicia y distinguir entre el bien y el mal, creo que habría tenido un buen futuro en la política...

Bueno, eso y que un día, el señor Juan M, que era más grande (buen tío, por cierto, espero que le vaya bien que ha pasado momentos duros el hombre), acabó de un tortazo con mi carrera criminal, por intentar quitarle los Phoskitos.






Esto para que os hagáis una idea  los que no lo vivísteis, a través de estos detalles, recuerdos y fotos, de lo que supuso V en aquellos años.


(Para quien le interese,en mi colegio se dejó de jugar a V cuando apareció en nuestras pantallas cierto negro musculoso con miedo a volar, que a su vez era parte de cuatro de los mejores hombres del ejercito americano, que fueron encarcelados por un delito que no habían cometido... Les suena, ¿verdad?).





Por eso, con todo lo que había significado V en nuestra infancia -y teniendo en cuenta que algunas de sus reposiciones de años después me hicieron degustarla más y mejor, al ser más mayor-, cuando vi por primera vez la cara de la nueva Diana -Morena Baccarin-, o al saber que la característica indumentaria de los Visitantes ya no existiría en el remake, comencé a cagarme en todas las muelas de los encargados de la nueva versión...






CALLANDO BOCAS







Y al fín un día empecé a verla, con bastante prejuicio por mi parte. El primer episodio, un poco de decepción, creo recordar... O sea, lo que me esperaba: Los Visitantes no tenían carisma, eran sosos, los cazas extraterrestres parecían polillas... definitivamente pensé que se habían cargado la serie.






Los nuevos Visitantes a mí me dan más miedo: parecen políticos disfrazados de personas.






Pero conforme pasaban los capítulos, me fui encontrando conque estos guionistas no eran tan vagos e inútiles como parecía: una historia muy bien cimentada y adaptada a los tiempos actuales iba tomando forma en la pantalla, día tras día.
 Además, Morena iba poco a poco conquistando el derecho a interpretar su papel, y nos iba cerrando el pico a quienes no creíamos en ella como sucesora de Jane Badler. Es más, creo que ha superado con mucho el trabajo de Badler y se ha revelado como una estupendísima actriz que ha renovado el personaje y lo ha dotado de una dulzura aterradora que la Diana de los 80 no tenía.



La nueva comandante en jefe de los Visitantes se muestra más sibilina y venenosa, es más serpiente que nunca... y aunque en sus dos temporadas no dio tiempo a que estallara la violencia directa entre humanos y alienígenas, la toxicidad diplomática del personaje de Baccanin hace que nadie eche en falta los rayos láser y las persecuciones entre naves.

Pero la serie de 1983 peca, además, de algo en lo que no cae su versión posterior: la ingenuidad. También es cierto que van dirigidas a dos públicos distintos con miedos distintos, pero lo que está claro es que la audiencia del siglo XXI no va a sorprenderse de según qué cosas, y que lo que espantaba o gustaba en los 80, quizás haga reir o aburra al espectador actual.

En la vieja V, los buenos son buenos y los malos son malos. Las posturas están claras, y solo Ham Tyler da un poco de juego en este aspecto.



En 2009, los personajes del bando "bueno" son psicológicamente mucho más realistas, se les pone moralmente contra las cuerdas, y son capaces -como lo seríamos probablemente cualquiera- de traicionar a sus compañeros si de ello depende la vida de algún ser querido.


Todos -terrícolas y Visitantes- actúan de una forma yo creo que muy parecida a como lo harían los seres de uno y otro bando en la vida real. Con la misma astucia, inteligencia, cobardías y valentías. 


La nueva serie se había convertido, por tanto, en algo más adulto debido a una trama  más elaborada, y a unos personajes a veces incómodos desde el punto de vista ético, además de no estar tan focalizada en los efectos especiales y sí en contar una buena historia (la de 1983 también posee un gran argumento cargado de connotaciones interesantes, pero tratada desde una perspectiva un poco más inocua).


Estábamos, en definitiva, ante una de las mejores series de la pasada década...


  Pero V (2009) tiene que competir contra algo demasiado grande: primero está la serie original, que significó un hito en la historia de la TV reciente, y quedó arraigada en el imaginario colectivo de varias generaciones; y después, tiene en su contra algo mucho más fuerte que ambas series juntas, algo irracional que no entiende de buen o mal gusto y que siempre hace que uno de los rivales salte al ring con medio combate perdido...


Sí, cómo no... es la nostalgia.


  Por ello, debemos seguir comparando y continuaré este artículo en una segunda parte (que ya tengo casi terminada, pero he preferido no hacer una entrada demasiado larga ya que me arriesgo a que os de pereza leerla, putos vagos).

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